imprimir
Público-Privado (Privado de lo Público).

Vitoria-Gasteiz, 17 de julio de 1998.

El tema del que se hace eco el siguiente escrito, tendría seguramente sus argumentos de mayor peso en las reflexiones que desde distintos "lugares del pensamiento" se hacen sobre las relaciones de lo público y lo privado en el ámbito de la cultura; podría ilustrarse igualmente en las reflexiones formuladas sobre la lógica cultural del capitalismo avanzado que algunos autores proponen desde el principio de la década (Jameson, etc...)
Sin embargo, lo aquí expuesto surge de forma espontánea como reacción a una sorpresa, triste sorpresa, tras la visita a una exposición de arte.

Desde su apertura, la sala Amárica ha sido la referencia más clara en nuestra ciudad sobre arte contemporáneo y último, para los que como nosotros, estamos interesados en las propuestas más avanzadas de nuestra cultura.

Tuvimos noticia en su día, del apoyo que desde la Diputación se venía dando a un premio denominado "mejor pintor alavés", en el marco del Certamen de Pintura de la Galería Aitor Urdangarín. La sorpresa en aquel caso vino dada en primer lugar por la participación de nuestra institución foral en los premios de una galería privada, con una estrategia más cercana al merchandising y promoción de marca, que al fomento de las artes plásticas. Sorprende también la denominación del premio más acorde con los salones de pintura de principios de siglo en los que se presentaban artistas-virtuosos del arte naturalista. Y llama la atención por último la cuantía del premio, de mayor dotación económica que el programa de "Anual Amárica", destinado a la compra (y/o) producción de obra, para el Museo de BBAA de Alava, a través del cual se supone que se favorece a los nuevos creadores de nuestra provincia.
Esta situación se nos hacía, anacrónica, desmedidas y de todo punto improcedente, vista además, la escenografía en la que tuvo lugar la entrega de los premios de dicho certamen, en una suerte de ceremonia de un pretendido glamour, que estuvo en la línea del mejor ridículo provinciano de otros tiempos.
Sentimos realmente ver en esa situación a nuestros representantes forales, participando de la celebración de la pretenciosidad de un tipo de arte y cultura que para nada tienen que ver con la realidad, ni con el tiempo que habitamos...

Pero ahí no acabó nuestro pesar. La visita a la última exposición de Sala Amárica confirma un estado de cosas que no puede calificarse más que "peligroso", en un momento de definición del proyecto de nuevo museo, en un momento delicado del futuro de nuestra política cultural local.
Si no fuera porque conocemos la línea de la Sala Amárica, la dedicación y el buen hacer de los responsables de la sala, se diría que la regresión sufrida en cuanto a contenidos y política expositiva echa por tierra el trabajo de muchos años de un plumazo.

Y es en definitiva donde queríamos llegar, porque si ese plumazo se deja ver de forma tan evidente en cuestiones como esta, habrá que echarse a temblar al pensar en las soluciones que se hayan de dar al proyecto de nuevo museo, en la solución a las próximas convocatorias de becas, de proyectos, de línea expositiva o de políticas culturales...

Hemos sufrido ya el espectáculo mediático del museo-franquicia de Bilbao, sufrimos su repercusión en presupuestos e infraestructuras para la cultura de nuestro país, sufrimos con paciencia un debate sobre el nuevo museo que puede extenderse hasta el próximo milenio sin que sean consultados los colectivos, agrupaciones y gente relacionada de manera real con el arte y la creación, y claro, hay situaciones en las que uno(as), no podemos callar.

La subvención, la cesión de un espacio público, la promoción en fin, de una galería privada (dejando al margen la falta de criterio artístico de la que hace gala), es una situación que no podemos admitir, es una situación extrema que hace albergar tremendas dudas sobre el destino que se nos tiene preparado desde los responsables de las políticas culturales y artísticas.

No queremos usar la institución como espacio físico o de recursos para colgar un cuadro o acceder a una beca, sino que entendemos la institución cultural como un conjunto de políticas sobre las que queremos tener opinión, incidencia y posibilidades de actuación...

Esta situación de presión será con el tiempo más fuerte, porque desde distinto ámbitos de la creación, cobra fuerza un movimiento de asociacionismo, de puesta en común y de reflexión que venga a contrarrestar cuestiones puntuales como la que aquí hemos comentado, que haga oir al menos la voz de los que como ciudadanos, interesados en el verdadero progreso del arte y la cultura, participamos de la vida creativa y del pulso de las propuestas más avanzadas de nuestro tiempo.

Dicho queda, es lícito pensar pues que desde la puesta en circulación de esta misiva, queda inaugurado un observatorio de las políticas culturales que se den desde distintas instituciones, en el intento de tener incidencia real, con la única intención de establecer los enlaces y la comunicación que no se tiende desde estos diferentes organismos, con el propósito de avanzar al menos en la reconquista de lo que es nuestro, en el intento de "no estar privados de lo público".

BÚSQUEDA:
ÍNDICE_DE_TEXTOS:
El contenido de este sitio es "copyleft" bajo licencia Creative Commons.
Para las imágenes y vídeos: Attribution-NonCommercial-ShareAlike 1.0.
Para los textos: Attribution-NoDerivs-NonCommercial 1.0.
Powered by: Movable Type.