"Driver" (Juán Romero y María Cañas).
"DRIVER" ES UN PROYECTO DE MARÍA CAÑAS y JUAN FRANCISCO ROMERO.
María Cañas y Juan Francisco Romero denominan
a su proyecto "road movie de ciencia-ficción", y describen
entre sus intenciones creativas dar forma a una suerte de "anti-reportaje"
como método de liberación del propio sistema de información
audiovisual, caudal de inquietudes, excesos y frustaciones.
Un cocktail tan sugestivo como inclasificable (rítmica y eficazmente
agitado), en el que todo confluye desde muy diversas fuentes (archivo,
datos, audio, pixel, info, citas
), y en el que se descubre el intervalo
perdido (1) en una verdadera celebración de desenfreno televisual.
"Sobreinformación de género" o "estrategia
de contra-catalogación" podrían ser algunas argumentaciones
posibles para etiquetar un trabajo que en realidad huye de toda estandarización,
haciéndonos caer hábilmente en una ilusión que nos
remita a las teorías de los géneros cinematográficos.
De las muchas teorías que se han dado sobre los
géneros cinematográficos, Robert Stam hace un interesante
resumen en "Teorías del cine" (Paidos Comunicación)
que nos permite una visión panorámica sobre el sentido inclusivo
y/o restringido de este instrumento de estandarización y diferenciación
que son los géneros cinematográficos y del ritual cultural
que proponen como método de integración. Este "encuentro
negociado" que es el género, cumple varias funciones a muy
diferentes niveles por lo que siempre es interesante examinar en qué
clave se hace uso del género como recurso y con qué intenciones
pone en marcha sus instrumentos de representación.
En el caso de "Driver" el uso de la coartada del género
para subvertir la propia idea del mismo, hace de esta pieza un interesante
observatorio sobre cómo se lleva a cabo ese difícil desprendimiento
de los referentes cinematográficos en su tránsito al soporte
magnético, teniendo siempre de fondo la experimentación
en la narrativa visual.
Andrei Tarkovski habla de la ciencia-ficción, al
referirse a su película "Stalker" (1979), como "un
punto de partida táctico, útil para ayudarnos a destacar
aún más gráficamente el conflicto moral de los personajes
(de su sociedad)".
Es precisamente esta capacidad de atravesar el caparazón en el
que se convierten los géneros, la que otorga al mensaje una rotundidad
trascendente y una perdurabilidad como texto.
Es cierto que los mejores films de ciencia ficción son aquellos
que atrapan esa esencia extraña de lo humano, que suele ser en
el fondo el tema real que se trata, cuestión que abre un interesante
estudio sobre la elección "táctica" de géneros
y los consiguientes métodos de desplazamiento que evitan caer en
los campos de clasificación prefijados.
En "Stalker", (La Zona, el lugar donde puede encontrarse
todavía algo desconocido, capaz de sorprender), conforma un espacio
y un tiempo misterioso, digno de la más eficaz ciencia-ficción
mental, intelectual, que no precisa del exceso técnico ni del adorno
ni el brillo espacial.
Tarkovski habla de "la zona" como "la vida que el hombre
debe atravesar y en la que sucumbe o aguanta, y que resista en ella, depende
tan sólo de la conciencia que tenga en su propio valor, de su capacidad
de distinguir lo sustancial de lo accidental".
Y es en ese valor de uso de los recursos genéricos en el que radica
el éxito de su táctica. (2)
La "zona Driver" (acotada por María y
Juan Fco.) es un inteligente dispositivo táctico, un conjunto de
recursos, tanto de géneros como de sintaxis de imagen. Una puesta
en pantalla que utiliza transversalmente la cuestión de género,
dando lugar a una actual y sabrosa brocheta en la que se ensartan muchos
de los tics, vicios, descubrimientos y fetiches de actualidad creativa:
scracth, ensamblaje, apropiación, manipulación digital
"Driver" es sobre todo un guión de audio fragmentado
en mil pedazos sobre los que buscan asiento mil pedazos distintos de mil
distintas imágenes.
Todo este caudal de información es atravesado por el protagonismo
hiperactivo del "átomo Rydberg" (3), un incansable "personaje"
(es un recorte de imagen), que adoptan los autores como hilo conductor,
como clave, y que viaja por el desarrollo de "Driver" con plena
libertad de intervención y con tremenda urgencia televisual (eso
sí, "vía-scracht").
Dicen los autores:
"Leímos algo de Kalle Lasn, de la revista 'Adbusters'
y autora de 'Culture Jam: The Uncooling of America'. (New York:
Eagle Brook, 1999).
Utilizaba el término 'jolt' (sacudida) para describir
cualquier evento técnico que interrumpe el flujo de sonido,
imagen o pensamiento - un cambio de ángulo de cámara, un
disparo, un corte comercial. Un 'jolt' fuerza a tu mente a bombear
significados".
"
Lasn sigue diciendo que Pavlov (el psicólogo
del comportamiento), fue el primero en intentar explicar esto. Cualquier
cambio de estímulo -cualquier 'jolt'- desarrolla hormonas que desencadenan
una respuesta de 'fight-or-flight', vestigio de un tiempo en
el que la supervivencia dependía de estar alerta a cualquier cambio
en el ambiente que ocurriera más rápido de la velocidad
'normal' o 'natural'. La respuesta fue diseñada
para evitar ser comidos por el oso de las cavernas, pero no fue diseñada
para mantenernos pegados a nuestros televisores
".
Y siguen:
"Los 'jolts' describen perfectamente nuestra relación
con la TV, el cine y los cortes entre samplers... Si la música electrónica
es medida en bpm, el 'scratch video' lo es en 'jolts' por minuto
(jpm). Nuestra película iría oscilando hipotéticamente
hasta, por ejemplo, 180 bpm. Mucho más rápida que la televisión
de los años 70.
Después de años incrementando velocidad y ganando más
canales con los que conectar, las audiencias se especializan, dice K.
Lasn.
Los productores de TV y de publicidad, en constante batalla por alcanzar
audiencias, encaran ahora la competición desde planteamientos cercanos
a los vídeojuegos, películas, trailers, web sites,... con
cortes más rápidos y mejores. Como David Byrne en la canción
'Love for sale', que aparece en su película 'True
stories', nosotros también cantamos 'I was born in a
house where the televisión was always on'
La técnica del scratch podría ser una buena manera de testar
hasta dónde han llegado nuestros mecanismos de 'fight-or-flight'
hasta donde pueden ser pulsados. Parece que no importa lo rápido
que cualquiera acelera una película, un videoclip, un sistema,
el mundo... la gente parece adaptarse a ello, incluso con más facilidad
de adaptación que la capacidad de los insectos a los cambios del
medio".
(1). Gillo Dorfles plantea la idea del "intervalo
perdido" como "la gradual desaparición de los tradicionales
elementos de separación, interrupción y pausa que habían
estado presentes en la creación literaria y artística de
todos los tiempos...".
(2). Es destacable que muchas películas de ciencia
ficción coincidan con convenciones genéricas pertenecientes
a los westerns, un clásico ejemplo lo constituye Blade Runner.
(3). Tal como explican María y Juan Fco:
"Los átomos Rydberg son átomos altamente excitados
con un tamaño mayor al normal, a pesar de que su masa atómica
es reducida. Esto quiere decir que existía más espacio en
su interior, espacio que en un momento dado (pensamos/especulamos) podría
servir para acumular, archivar datos. Para llegar a ser átomo Rydberg
existe un proceso de manipulación del átomo en estado normal.
La cualidad Rydberg no es de nacimiento, los Rydberg no tienen 'pedegree',
cualquier átomo puede ser Rydberg
Ser Rydberg no es un estado eterno, es más bien una cualidad accidental
y transitoria. Cuando el átomo deja de sufrir presiones vuelve
a su estado normal y desaparece la hiperexcitación. , cualidad
que es además contagiosa
".