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STAND BY: TV.

Publicado con motico de la exposición "Horitzó TV" (La Capella, Barcelona enero - marzo 2007).
Coincidiendo con esta exposición la Mediateca de La Caixa programó el ciclo "Stand By: TV", una selección de piezas audiovisuales sobre arte y televisión enmarcadas en 5 programas de video, que se completaba con la presentación de trabajos de Jaime Davidovich.
El debate - charla con Jaime Davidovich tuvo lugar el 27 / 03 / 07

STAND BY: TV
Cuando los artistas subvierten la televisión.

1. Esponja y embudo. La televisión como fenómeno inabarcable.

Una esponja artificial de gran absorción recoge un líquido indeterminado, sucio, resultado de mezclas desconocidas. Unas manos anónimas exprimen la esponja sobre un embudo que deriva el líquido a un contenedor. En la operación caen algunas gotas fuera de la embocadura que son devueltas con la esponja al depósito, pero este desborda. La operación no cesa y se convierte en una acción absurda, en la que la velocidad se acelera hasta caer en la enajenación y el delirio.

Todas las lecturas del fenómeno televisivo acaban siendo la historia de una impotencia, sometida a la velocidad y al carácter incesante de su discurso.
Sus análisis acaban normalmente exhaustos en la búsqueda de planteamientos sólidos, desorientados ante la dispersión de los resultados, sumisos ante la tiranía de la forma y del sistema que se quiere encarar.
La batalla por domesticar esta extraña presencia ya sea desde la semiótica y la semiología, desde la sociología y la pedagogía, desde el arte y el compromiso político, nos hace caer en la cuenta de que somos nosotros los domesticados y que es esa extraña e irreductible presencia no solo ha organizado nuestro hogar, sino que quiere acceder a amueblar nuestra conciencia.

Fue Dominique Wolton quien nos avisó de que “el carácter popular y trivial de la televisión tiende a hacerla salir del conjunto de cuestiones sobre las que hay que pensar” (1). Y es precisamente la consciencia de esa “pereza intelectual” la que enciende una sacudida reactiva que pondrá en marcha seducciones y exorcismos.
Cuesta encontrar un medio tan incrustado en nuestra cotidianidad y a la vez tan inasible y camuflado, capaz de asimilar esponjosamente tipos, géneros, discursos e ideologías y a la vez someterlos a un embudo homogeneizador, como si se tratara de un puré agridulce salpimentado en exceso.

Esponja capaz de absorberlo todo y embudo catalizador, condición “pansincrética”(2), y expediente homologador, la televisión ha sido el principal artífice de introducir lo popular en el ámbito general de la cultura y de difuminar las barreras entre lo privado y lo público.
Rostros sonrientes y huecos que nos miran incesantemente a los ojos y que atrapan nuestra mirada sin que sepamos muy bien su verdadera intención; miradas y sonrisas que, a poco que miremos de reojo a la pantalla, nos descubrirán todos los matices posibles de la perplejidad y el aturdimiento.


2. La televisión como proyecto artístico.

De las tormentosas relaciones entre el video y la televisión, entre los artistas del video y el complejo entramado televisivo se han ocupado ya muchos estudios. Toda una historia de este maridaje, sometida eso sí a la urgencia por “hacer historia”, como apuntaba Marita Sturken (3), ha sido ya revisada y reinterpretada por las nuevas generaciones de creadores del video, de creativos publicitarios y de directivos de cadenas de televisión.
Los trasvases, transfusiones y transferencias entre el arte y la televisión son tantas como entre arte y sociedad, porque no se trata tanto de identificar o reconocer esas transferencias como de observar a la luz de qué situaciones y contextos tienen lugar, en qué ámbitos culturales tienden a producirse, así como las experiencias que provocan, más allá de la formalización y estetización en que suelen acabar siendo clasificadas.
Una mirada sobre el desarrollo de este campo de relaciones nos permitiría un reporte actualizado, atendiendo al surgimiento de la televisión como medio de masas allá por los 70, hasta esa suerte de mutación cultural en la que la comunicación y la información se sitúan definitivamente en el centro de las relaciones sociales.
El desplazamiento de la potencialidad creativa hacia territorios de mercado e influencia ideológica convertirá el medio televisual en un escenario anhelado para el ámbito artístico, que en pocas ocasiones tendrá acceso a la emisión. Sin embargo, para el arte y los artistas el espejo de la televisión será determinante, junto con otras influencias provenientes de la sociedad de consumo, en su integración a todos los efectos en el espectáculo de la posmodernidad. (4)

Históricamente el camaleón televisivo ha sabido ser esponja y embudo, asimilando las teorías de los medios (Teoría de la radio de Bertol Brecht), del cine (tanto de los modelos de representación narrativa como documental), así como de las nuevas posibilidades digitales (en todas sus formulaciones técnicas y de su incrustación en Internet).
Por todo ello, la televisión siempre ha encontrado el modo de quedarse entre nosotros, mirando torvamente al mundo del arte, pero atravesando las actualizaciones tecnológicas, revolucionando el motor de su proyección social e insertándose en el urbanismo y en la privacidad como un virus altamente evolucionado y auto-regenerativo. A remolque, los artistas intentarán una y otra vez situarse enfrente, a la par, subvertir e infringir todo el flujo y el influjo de una tormenta catódica que rola a temporal digital.

De este modo, la potencia del mensaje televisivo, su amplificación y su presencia hegemónica ha dejado a la vanguardia artística ante una fría sensación de asombro, evidenciando “el presunto fracaso del discurso de la modernidad artística frente a la pujanza de los mass media, entendidos estos como nueva esfera de comunicación social”. (5)
Pero a pesar de esta “pérdida del paso”, de este momento de aturdimiento general, pocos artistas del video han renunciado a la atracción de semejante golosina, pocos autores han evitado la abducción de la esponja televisual y pocos han querido ignorar el iniciático viaje de su embudo.

La pieza de Richard Serra “Televisión Delivers People” (1973), en la que a través de un continuo roll, como si se tratara de créditos televisivos, se difunden mensajes: “La televisión entrega el público al anunciante” o “Usted es el producto de la televisión”, entre otros, ejemplifica el modo en que la pieza artística se “adhiere” a la circunstancia del medio. Bien sea por infiltración o por camuflaje, el mensaje que partía formalmente desde la orilla del arte incide en una realidad mediática llegando a las orillas en donde los individuos receptores han bajado la guardia y se someten a la banalización de su existencia frente al televisor. Pero el mensaje es suficientemente poderoso como para provocar al menos alguna duda en el televidente…
Esta utilización del espacio televisivo, este modo de incorporarse al mecanismo conductor, hace aún más pertinente si cabe la idea de Alexis Vaillant, cuando se refiere a la obra de otro artista, éste mucho más cercano en el tiempo, Matthieu Laurette: "Los artistas nos demuestran que lo que está en juego concierne ante todo a la naturaleza misma del espacio de difusión". (6)

Este salto en el tiempo, este breve flash back que pone en relación dos momentos distantes de las relaciones de los artistas con la televisión es también el objetivo del programa “Stand by: TV” (7)
Por un lado, la circunstancia actual nos sitúa en la necesidad de recuperar ciertos trabajos, mientras que por otro lado es momento también de reivindicar experiencias alternativas y espacios difusivos capaces de asimilar el trabajo de los artistas cuando observan la televisión como proyecto.

3. La televisión alternativa de Jaime Davidovich.

La experiencia televisiva de Jaime Davidovich es un buen ejemplo del fructífero acoplamiento entre proyecto artístico e intuición mediática.
Davidovich (Buenos Aires 1936), pasa por ser uno de los pioneros del video arte y una figura referencial de los inicios de la televisión alternativa en los Estados Unidos. En los años 60 participó junto a Billy Klüver y Robert Rauschenberg, en E.A.T (experimentos en arte y tecnología), eventos en donde se unían las disciplinas artísticas con las tecnologías avanzadas de aquella época. A principios de los años 70 accede a la tecnología video, llevando a cabo un trabajo de corte conceptual comprometido con la experimentación del nuevo soporte y en sintonía con la vanguardia.

En 1976 funda junto a otros artistas Cable Soho, y un año más tarde Artists Televisión Network (ATN), una experiencia orientada a la difusión de las artes por televisión. En 1978 produce a través de ATN Soho TV, transmitido por Manhattan Cable, pero es justo a continuación cuando comienza “The live! Show”, un programa semanal que se emite por canales de acceso público y que supone una de las más agudas miradas que desde el mundo del arte se han lanzado sobre el fenómeno televisivo.
Como cita Rodrigo Alonso (8) en el catálogo que recoge la obra de este autor:
“Si Soho Television fue una mirada de la televisión sobre los artistas, The live! Show era la mirada de un conjunto de artistas sobre la televisión”.

El carácter, el tono de The Live! Show, se amolda al lenguaje televisivo y se integra en su ritmo, en su “flow”, al modo de un programa de variedades.
A través de la ironía y de la sátira provocada por personajes, situaciones y sketches, el dispositivo televisivo queda al servicio de su labor “deconstructiva” activándose así los deslizamientos de significado que permiten nuevos acercamientos al medio.
Con una salvedad nada desdeñable, Davidovich se anticipa a deconstruir el modelo televisivo que habrá de llegar más adelante para quedarse.
La conexión con el público mediante llamadas telefónicas y a través de la oferta de “servicios” lo sitúa instintiva y transgresoramente en la órbita de la televisión comercial y lo impulsa en la búsqueda de un lenguaje común pero marcado por un inteligente extrañamiento que devuelve al espectador su condición de autor colectivo.

La aportación de Jaime Davidovich al ámbito en el que conviven arte y televisión es capital para entender de qué forma se establecen sus relaciones y el modo en que éstas influyen en sus respectivos mundos en su viaje de vuelta.
Incluso resulta revelador observar la aparente contradicción entre su obra conceptual en video y su obra televisiva, que alcanza el grado máximo de coherencia cuando se entiende que en ambos territorios creativos su trabajo es resultado de esa intuición mediática que le permite ser Mr. Davidovich con la cámara y Dr. Videovich en la pantalla.

El trabajo de Jaime Davidovich recoge todo el potencial creador de uno de esos momentos que se dan a veces en el mundo del arte y que permiten vivir en tiempo real hitos que abren caminos, puertas y ventanas a nuevas posibilidades tecnológicas y a nuevas territorios creativos. Desde una experiencia colectiva de artistas y gestionada como acontecimiento vital, su labor en Soho Cable, ATN o The Live! Show y su aportación a proyectos de experimentación en televisión interactiva como Qube, nos sitúan en el momento de reeditar esa misma actitud, de tomar la iniciativa.
Como hizo Jaime Davidovich, quizá todavía sea posible inventar nuevos formatos, nuevos lenguajes de recombinación de lo visual, produciendo así un nuevo comportamiento comunicativo.

(El ciclo “Stand by: TV” incluye un programa de Jaime Davidovich, con una selección de sus trabajos para la televisión.)


Notas
(1). Dominique Wolton, “Elogio del gran público”. Gedisa.
(2). Capacidad de integrar todos los sistemas semióticos actualizables acústica y visualmente.
(3). “Paradox in the Evolution of an Art Form: Great Expectations and The Making of a History”. Marita Sturken. Iluminating video. A Essential Guide to Video Art. Aperture
(4). (A este respecto es revelador el texto de Gabriel Villota “Espectáculo y devenir audiovisual en la escena artística contemporánea” publicado en Revista de Occidente nº 261, febrero 2003)
(5). Eric Hobsbawm, “A la zaga. Decadencia y fracaso de las vanguardias del siglo XX”, Crítica, Barcelona, 1998.
(6). “¿No nos hemos visto antes en algún sitio?. Alexis Vaillant en “Zehar”, boletín de Arteleku, nº41, invierno 1999.
(7). El ciclo “Stand by:TV. Cuando los artistas subvierten la televisión” tendrá lugar en Caixa forum durante el primer trimestre de 2007. Ver programación.
(8). Jaime Davidovich. Video Works 1970 – 2000. Ensayo de Rodrigo Alonso. The Phatory Gallery. New Cork.

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