Noche.
Publicado en "Tu luz ilumina mi noche", editado por Espacio Ciudad, del Ayto de Vitoria-Gasteiz
Quien ve en la juventud de la noche motivo de futuro está apostando por la sorpresa o la fantasía, elaborando así utopías de pequeño formato dispuestas a progresar más allá del amanecer.
Cada noche tiene un dispositivo secreto de potencialidad bruja. No se trata de que la noche sea mágica por ser noche, sino que hay que saber activar el mecanismo de la sorpresa imprecisa, alojado en los pliegues de las horas, en el interior del próximo minuto, justo al lado de donde pone “mañana”.
Recursos musicales y literarios, mitos y delitos, historietas, películas y rumores abarrotan el pozo al que nos asomamos y en el que se refleja la luna. Allí caemos todos al vernos en el centro de la ficción que ha dispuesto la noche poco antes de tender la mano a nuestro lado oscuro.
La noche se nos ha echado encima. Sin saber muy bien cómo nos ha enmarañado en su capa y el trastorno tiende a alejarnos bruscamente de algunas aspiraciones abrazadas en el planteamiento inicial.
Aparecen posibilidades de carácter excéntrico e hiperbólico, pero esto no significa que nos alejemos de nuestra intención. Atravesaremos este paisaje dignamente. Si todo clarea, será culpa suya.
¿Es la noche la poesía de lo diurno?, pregunta Ernesto Sábato. Él mismo contesta que no. Volviendo sobre poesía y noche me pregunto qué maldito imán instalado en la nocturnidad nos hace suponer que la poesía tiene trato de excepción con la luna o con el crepúsculo o con el amanecer. Sólo más allá del día y de la noche encontraremos razones para hablar de contingencia poética. Y acaban de evaporarse.
La asamblea de gatos pardos anuncia que no todos los felinos que pueden verse en las sombras de la noche pertenecen a su colectivo, por lo que pide la retirada inmediata de este dicho popular apelando a la necesidad de un uso más ajustado de los proverbios.