"Tira tu reloj..." (Eugeni Bonet).
Imágenes flotando. (Turismo al paraíso) Sobre el film “ Tira tu reloj al agua” (Variaciones sobre una cinegrafía intuida de José Val del Omar). Dirección, singuión y montaje de Eugeni Bonet. ++ José Val del Omar (Granada 1904 – Madrid 1982), descargó su intuición contemporánea en diferentes vertientes del arte, de la poesía y de las prácticas en las que estas experiencias creativas se enredan y se confunden. A través de la película “Tira tu reloj al agua”, Eugeni Bonet (Barcelona 1954), nos propone un acercamiento a ese “vórtice” (símbolo gobernante en la teoría creativa de Val del Omar), mediante un torbellino sensorial de difícil clasificación y aún más difícil estudio. Muy cerca de la cúspide, casi en el centro del ciclón, descubrimos algunos momentos álgidos de esa intención “vortiginosa” gracias a este film realizado desde dentro de las imágenes y formalizado “hacia fuera”, como si las imágenes (con embrujo propio) buscaran su acomodo en el pensamiento conectado de ambos autores: director catalán, cineasta andaluz. Todo es retorno, todo es principio, todo presente entramado todo sobremontado transparente, todo suspenso Pero antes de nada debo pedirle al lector que se muestre indulgente si su credulidad se ve lastimada en algún momento y que recuerde la naturaleza de este tipo de ensayos, que no tienen otro objeto que hablar del arte de las imágenes, aún cuando estas sean inexpresables. No puede esperar aquí que rijan las mismas leyes de lectura o análisis que en los films convencionales, en los que las estructuras son conocidas y previsibles (por genéricas). Tiene que tener en cuenta que se halla en los salones de un palacio encantado y que todo es maravilloso y fantástico. O al menos, distinto. “Tira tu reloj al agua” es una película de películas, un fino trabajo de ensamblaje, una pieza realizada a base de piedras preciosas reunidas mediante delicados engarces. “Un film híbrido por su elaboración digital y por constituir una interpretación de la obra truncada de otro artista: esta sería una posible definición del artefacto que me ha tenido ocupado durante dos años” , dice el propio Bonet. Este film de films es un experimento repleto de experimentos. Experimentos pequeños que se ensanchan al verse en diálogo abierto con otros ensayos complejos. Ensayos que confirman que la complejidad aparece cuando alguien expresa una idea de forma muy precisa. Por eso lo sencillo es complejo, por eso el (verdadero) arte comunica complejidad, no informa. Trabajar desde la complejidad es organizar aquellos datos que se disponen con vistas a una visión del mundo lo más multidimensional posible. Y tener visión multidimensional es tener conciencia de la relación y la retroacción del individuo con el contexto local y global. La complejidad que nos ofrecen estas imágenes nos sitúa en un ámbito donde coinciden pensamiento y acción en lo local y lo global. De un lado, un pensamiento dialógico, que propicia el hablar sobre la obra, un pensamiento regenerativo y evolutivo, hologramático y poliscópico. De otro, una suerte de acción que se distingue de lo homogéneo y se expresa en la articulación de lo heterogéneo. De un lado la acción de filmar pensando en el montaje (Val del Omar), de otro la acción de montar sin poder quitar el pensamiento de cómo fueron filmadas estas imágenes…(Bonet) El cine debe ser intensidad iluminada, y este juicio da plena vigencia a mis técnicas líricas y de percepción subliminal - acústica, óptica y luminosa -, procurando eliminar las luces marchitas de la inerte rutina, tan pegadiza a la preceptiva cinematográfica. “Tira tu reloj al agua” es, también, una sinfonía. Cuando la estructura se disuelve en un orden intuido, quizá lo mejor sea llamarlo sinfonía. La banda sonora ha llegado a estar tan cerca de la bandada de imágenes que ya no es posible despegar la una de la otra. De nuevo, el proyecto se encarga de buscar a sus ejecutantes a través del tiempo. A través de Bonet, Val del Omar encuentra en FMOL trío un equipo de músicos que anudan sonidos a sus imágenes, aún cuando en ocasiones sólo el silencio es capaz de aguantar el fervor de estas. El grito quebradizo de un gitano se proyecta con fuerza sobre los arabescos. Puede oírse el agua en los pasajes más abstractos: surtidor de espejismos; el sonido original se integra con respeto allí donde es más necesario. Tratamientos diversos para pasajes aparentemente desacordes que, por efecto del montaje y del audio, ligan y armonizan secuencias en cascada. “Tira tu reloj…” está hecha para los sentidos, es una composición consagrada a lo audio-visual y es “travesía de mucho tiempo de vida”, de muchas pequeñas grandes cosas... “Pienso que José Val del Omar, a quién conocí brevemente, no fue un cineasta raro ni vanguardista sino nada menos que un amateur. Empleo esta palabra con la más alta consideración, tal como lo hicieron Maya Deren, Stan Brakhage o Jean Cocteau, en la acepción del amante o , como el propio Val del Omar sugirió, el creyente del cinema…” (Eugeni Bonet) El film está estructurado en cuatro secciones o movimientos, más un segmento introductorio. En estas cuatro partes, disueltas en sonidos, fundidos, transiciones y demás experimentos conectivos, se disuelven a su vez textos en pantalla, intertítulos, voz en off e incluso la voz del propio Val del Omar, permitiendo un cruce de impulsos que dota de un relieve trascendente a las imágenes. A ver, venid aquí ahora, por favor. El otro [patio], el de los leones, lo verán ustedes más bonito, cosa más preciosa ¿no?, pero les diré que este patio en el cual estamos, ¿eh?, es el verdadero patio arábigo-andaluz. Bodegones vivos contra naturalezas muertas, la televisión, la serie “Kung fú”, presentadores y presentadoras en blanco y negro, cierre de emisión, Franco. “Tira tu reloj…” tiene dos ejecutores y un montón de culpables, y todos ellos se organizan para echar por tierra cualquier debate sobre la autoría. Sí, la Unidad me atrajo fuertemente. La intuí en todo desgarrado, y tal secreto quiso animarme a comunicarlo por la única manera en que a mí me habían llegado las informaciones: Por la conmoción. Por el espectáculo de la vida cotidiana. Soy un pobre mono pretendiendo no morir. Un loco sediento, buscando el agua de Dios en todas sus criaturas. De tan próximo, impalpable. De tan absoluto, invisible. Discurso difícil de evadir cuando se intenta hablar de esta película. Arturo Rodríguez Bornaetxea.
El texto está compuesto en base a los recuerdos de un solo visionado de la película (Bilbao, Museo de Bellas Artes, 22 de Diciembre de 2004), en el marco de los actos de la “Exposición de audiovisuales” organizada por la Facultad de Bellas Artes de la U.P.V. |
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