Fotografía y Activismo.
ENSAYO
FOTOGRAFÍA Y ACTIVISMO
JORGE LUIS MARZO (ED.)
GUSTAVO GILI, 2006
381 PÁGINAS.
Comienza Jorge Luis Marzo en la presentación de esta selección de textos refiriéndose a un momento muy concreto que define hasta qué punto la imagen fotográfica, su omnipresencia y su “posible nuevo carácter del valor de lo real”, opera en la percepción y en la recepción de la información. Se refiere a las imágenes de la prisión militar de Abu Ghraib (Irak) en las que se observa a soldados norteamericanos torturando a prisioneros iraquíes. Más allá de la gran conmoción de la noticia y como sigue exponiendo el propio Marzo, aquellas fotos fueron hechas por los propios torturadores con pequeñas cámaras digitales, muchas de ellas se enviaron a familiares y amigos por correo electrónico, motivo por el cual han supuesto la principal evidencia de la verdad de los abusos allí perpetrados.
Sin duda este buen ejemplo, que completa con otros más locales, nos sitúa ante las preguntas que enmarcan la pertinencia de una publicación como esta, que venga a situar la fotografía, en una suerte de actualización de ejes y coordenadas, en el contexto del activismo social y político de nuestros días. Un espacio, el de la práctica fotográfica, que se ha visto sometido a todo tipo de fuerzas y presiones, no solo provenientes de los cambios derivados del uso de las nuevas tecnologías digitales, sino también de un nueva situación receptiva, de un cambio de paradigma informativo que se ha ido redefiniendo durante las dos últimas décadas y que se deriva de la multiplicidad informativa y organizativa que proporciona internet “al facilitar nuevos recursos a la hora de negociar una idea determinada de lo real”.
La edición de “Fotografía y activismo”, tiene la capacidad de compendiar una serie de textos, en los que no hay una predominancia del enfoque historicista, ni artístico, ni analítico, sino que ofrece más bien una panorámica sobre el ámbito en el que se establecen las relaciones de la fotografía con el hecho social, allí donde surge la fricción y el activismo se hace visible. Así, la recopilación de ensayos, además de dar cuenta de algunos modelos de activismo que utilizan la fotografía como soporte destacado de su acción, nos acerca también fragmentos de ciertos debates críticos que sobre estos modelos se han producido, lo que lleva la lectura más allá de una mera reunión de textos inconexos.
Es especialmente interesante poder contar con la traducción de algunos ensayos como el de Liz Heron, sobre el colectivo de mujeres británico Hackney Flashers, en los que se da cuenta de un trabajo feminista pionero llevado a cabo durante los años 70, en el que se incidía a través de la imagen sobre el mundo de la mujer trabajadora; o el ensayo quizá más técnico, pero tremendamente afiliado de Don Slater: “Comercialización de la fotografía de masas” (1985). En otro orden de cosas, los textos de Lourdes Grobet y Carlos Monsiváis nos dan cuenta de su paso en 1981 por el Segundo Coloquio Latinoamericano de Fotografía, con un tema principal a debate: el uso de la miseria como estándar expresivo de una determinada forma de crear conciencia en Latinoamérica. Los textos de ambos autores nos dejan su preocupación ante el uso de la imagen de la pobreza como algo capaz de llegar a ser típico e identitario.
Otros textos, interesantes todos ellos, nos dan perspectivas muy distintas como “Simulaciones de imágenes, manipulaciones por ordenador: algunas consideraciones” (1992), de la artista y teórica Martha Rosler o el más reciente “Engage.net: estrategias mediáticas menores para la fotografía en Internet”, (2000), del omnipresente teórico de nuevos medios Andreas Broeckmann.