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Prótesis (Alberto Lomas).

La máscara de hierro. (Bastero)

Se han oído ruidos en el interior. Lo+ lleva encerrado varios meses en su gabinete de prácticas heterodoxas. Sus más estrechos colaboradores dicen que la creación que lleva a cabo será la culminación de un colosal trabajo: una herramienta de captación energética, capaz de almacenar lo mejor de aquellas personas que la utilicen.

El trabajo del Doctor Lo+, se centra desde hace años en el potencial emancipador del gesto iconoclasta, a través de distintas líneas de indagación. Una es la recreación propia de acciones reveladoras (performances, rituales), llevando en ocasiones el sentido del acontecimiento a los límites de lo físico.
Otra es el cambio de signo en el valor simbólico de la máscara. Esta operación convertiría el antifaz en interfaz. Un cambio de paradigma que todavía tiene mucho que aportar a las artes del carnaval y por lo tanto a la vida política en su sentido más amplio.

Cuando hace un par de años le otorgaron el prestigioso premio de investigación científica “Abisal 2002”, el jurado reconoció su trabajo con las siguientes palabras:
“ Su propuesta creativa trabaja por un lado en el terreno de lo simbólico, pero también en la investigación de la fuerza purificadora y renovadora del fuego, de las técnicas conectivas comunitarias y de las tecnologías aplicadas a uno mismo”.

Meses después, tras recibir este galardón, el Doctor Lo+ quiso ofrecer a sus colaboradores un presente, una creación en la que todos tuvieran cabida, y para ello no pudo más que fijarse en el “interfaz” de sus rostros como primer gran “input”.
Fue entonces cuando reunió a todos ellos para recoger su gesto amigo, éste era sin duda el dato más nítido de la relación que les había unido durante mucho tiempo y en multitud de empresas. Así comenzó el trabajo que ahora se presta a culminar ante la expectación de la prensa especializada. Su nombre: “Errespetu osoa”.

Se ha abierto la puerta del gabinete del Dr. Lo+. Entre los vapores que surgen del interior puede verse, pasados unos segundos, una máscara que cuelga del techo. Una tenue luz en su interior proyecta sobre el muro la urdimbre de metal de que está hecha, dibujando gruesos barrotes. La imagen por si sola narra la capacidad expansiva del conocimiento, que atravesando la máscara, atravesando nuestros límites corpóreos, se proyecta hasta el infinito como una luz inagotable a la que sólo nosotros podemos poner muros.
Inquietud entre los asistentes. Por fin, tras unas primeras dudas, se confirma que esta máscara es la herramienta de captación energética de que tanto se habla a las puertas del gabinete. Como un molde perfecto, se constata que la máscara ha funcionado (“las ideas están en todas las cabezas”), y que se ha amoldado a todos los rostros de todos los amigos citados por Lomas, recogiendo de ellos un recuerdo sincero y perdurable.
Así, la máscara permite a todos juntos ser “uno solo” por un solo momento, captando el gesto esencial en cada uno de ellos, aquel en el que se reconocen y en el que son reconocidos. Y así, todos han cedido parte de su ser a una obra que es colectiva, porque el todo es mayor que la suma de las partes y porque la fusión de todas ellas nos proporciona una visión admirable de lo que hay más allá de la propia materia.

La rueda de prensa del Dr. Lo+ fue emocionante. La presentación de la nueva herramienta fue un éxito. El trabajo había merecido la pena. Ahora cobraban sentido las imágenes individuales de todos los colaboradores que podía verse en la sala, sus rostros corroboraban las potencialidades del artilugio. [1]
La prensa recogió, esta vez sí, con fidelidad, todo lo conmovedor de la presentación y una vez acabado el acto, Lo+ se retiró a su gabinete cansado, pero contento.


Notas.
[1] Una potencialidad que algunos identificaban con los recordatorios de héroes y mártires que podían verse en las tabernas y mausoleos de la guerrilla, o con las colecciones de esquelas de algunos artistas funerarios, o con las fotos del casting de Hellreiser…

El hombre del saco.

Imaginemos que depositamos en un saco de arpillera algunas de las teorías que han venido sirviendo de argumento a las propuestas creativas de matriz cibernética. Allí podría estar en situación destacada la teoría del ciborg de Donna Haraway en muchas de sus posibles lecturas y relecturas; algunos de los textos que han arropado el trabajo de Stelarc desde puntos de vista reiterativos y contradictorios o notas escogidas sobre la ingeniería misericordiosa de Wodiczko.
Añadiríamos también algunas nociones foucaultianas de bio-poder y comentarios diversos sobre la transición del posfordismo de la que hablan Antonio Negri y Paolo Virno cuando nos indican la pujanza de un sistema de información de género prostético y polimorfo….
A este cocktail se podrían agregar algunas citas literarias de ciencia ficción (Verne, Huxley,Braxton…), junto a escritos sobre arte y tecnología aparecidos en catálogos y publicaciones de los últimos años. También algunas notas (gotas) del puré en que suele presentarse el imaginario ciberpunk , adornadas con algunas crónicas marxianas.

En un momento dado, Alberto Lomas introduce la mano en el saco hasta el fondo (sabe que puede sacarla impregnada del liquido viscoso que desprenden los chips incontinentes), y en un movimiento rápido y enérgico tira del fondo del saco hacia fuera.
Todas las teorías han quedado esparcidas por el suelo, algunas quedan pegadas a la tela del saco, otras se las lleva el viento… El espectáculo tiene algo de liberador.

De los restos de aquellos intentos citados sobre la formulación del hecho artístico tecnológico, el sorpresivo gesto de Lomas, intenta liberar todo el solemne discurso a través de un solo acto. Una sola acción, igualmente severa, pero que soportara por si sola todo el peso insoportable de lo herméticamente clausurado. Arrebato justiciero.
El panorama queda así:
Alberto Lomas en un espacio que no se parece en absoluto a ningún decorado de Matrix, con el saco de arpillera en la mano, cogido aún por el fondo, y papeles, muchos papeles volando.
Es el primer acto. El hombre del saco. Fundido a negro.

Prótesis nº1

Tengo una visión que no es la mía. Es la manera más fácil de explicarlo.
En algunos de los “asistidos” que conozco (aquellos a los que ha sido implantada una prótesis), se da la circunstancia de que nunca tuvieron visión propia.
Yo si la tuve. Conozco la mirada amable, la aviesa, la torva… he revisado cada una de esas miradas desde perspectivas cambiantes y enfoques diversos. Trabajé de lazarillo.
Mi trabajo consistía en traducir miradas para un procesador de sensibilidades perteneciente a un programa de implantología e implantoprótesis.

Debía de describir cada gesto de los ojos y analizar su carácter, decodificar la energía anímica que brotaba de la mirada para categorizar a continuación todas sus posibilidades por niveles o intensidades, psíquicamente, mentalmente…, añadiendo otros muchos datos, trabajando de sol a sol pero por la noche.
Muchas veces me encontraba a mí mismo buceando en las personalidades, espiando sin permiso el interior de gentes desconocidas, pero de las que nunca olvidaría sus ojos. Reconocería a esas personas en cualquier circunstancia si la visión que iluminara sus ojos fuese realmente suya...

Perdí la vista.
Mis ojos son míos, pero no así la visión. Veo a través de otra mirada, a través de una conexión externa que puedo interpretar gracias a años de experiencia. En parte, mi vida es la de un voyeur, pero mi participación en el juego de la visibilidad es completa.
Esta situación me ha llevado a entender la prótesis visual como una extensión de otros sentidos, precisamente de aquellos que no se relacionan con la vista.
Traduzco la mirada, pero veo tras ella todo lo que el aparato emotivo utiliza en la puesta en escena. Pero cuando más veo es a través del modo en que los otros cierran los ojos.

Resulta curioso como los sueños alcanzan en mi mente una dimensión poderosa. Las imágenes que procesa mi cerebro durante el descanso no han sido vistas por mí, sino a través de mí. De este modo, soy ajeno o protagonista según sea mi deseo.

Puedo llegar a ver lo que quiera con solo recordar el modo en que hablan los ojos, recuperando ese recuerdo en una breve omisión de la mirada externa, trasladando mi memoria a un primer plano de conciencia.
Ahora todo mi interés está puesto en transmitir esa posibilidad al exterior, extenderla, expandirla, para conseguir que sea “el otro” quien vea a través de mí.
Prótesis para el texto “Prótesis nº1”. (prótesis nº2)

Tengo una prótesis que no es mía. Es la manera más fácil de explicarlo.
En algunos de los “proteicos” que conozco (los convertidos en prótesis), se da la circunstancia de que nunca tuvieron nada suyo.
Yo si tuve. Conozco el modo en el que se actúa con un cuerpo propio… he sentido cada una de esas actitudes antes de funcionar desde la rigidez del transplantado integral.
Trabajé de ciborg, aunque no me guste el sentido culto que tiene ahora el término.
Mi trabajo consistía en transmitir datos a un procesador de sensibilidades perteneciente a un programa de implantología e implantoprótesis. Traducía a complejos datos lo que otros llaman euforias, disgustos, placeres e inquietudes…
Pero la prótesis que no es mía ha interferido mi trabajo dejándome en el paro.

Debía de describir cada emoción y analizarla; decodificar su energía para categorizar a continuación sus niveles, sus intensidades, sus picos y sus valles en gráficas interminables que dibujaban todo un mundo interno sometido a la debilidad humana.
A ellos , añadía otros muchos datos que conocía antes de tener los implantes que ahora me hacen ser lo que soy.
Muchas veces me encontraba buceando en las personas, informando desde el interior de gentes desconocidas, pero de las que nunca olvidaría sus cuerpos, blandos, repletos de fluidos. Reconocería a esas personas en cualquier circunstancia si sus cuerpos fuesen realmente suyos ...

Perdí casi todo mi cuerpo y fui implantado integralmente, a través de una intervención piloto en un experimento sin precedentes. Pero me reimplantaron sin saberlo, algo que era mío. Esa es precisamente la prótesis que no es mía.
Mis ojos no son míos, mis manos no son mías, mi órganos vitales no son míos y empiezo a pensar que yo no soy mío. Veo a través de otra mirada, vivo a través de impulsos que no se quién produce, pero que puedo interpretar gracias a años de experiencia.
En parte, mi vida es la de un robot, mi circunstancia de ciborg me otorga un aura extraña , respetable…pero mi participación en el juego de la identidad es completa, rebosante de calidades y experiencias sin dominar.
Esta situación me ha llevado a entender el “mundo-prótesis” como una extensión de otros sentidos, como una prolongación infinita de mi ser espiritual.
Traduzco emociones, pero veo tras ellas todo lo que el aparato relacional , todo lo que el hecho social utiliza en la puesta en escena. Pero cuando más veo es a través del modo en que los otros cierran los ojos, cuando mueven sus cuerpos, cuando se tocan …y cuando duermen…

Resulta curioso como los sueños alcanzan en mi mente una dimensión poderosa. Las imágenes que procesa mi cerebro durante el descanso no han sido experimentadas por mí, sino a través de mí. De este modo, soy ajeno o protagonista según sea mi deseo.

Puedo llegar a sentir lo que quiera con solo recordar el modo en que hablan los cuerpos recuperando ese recuerdo en una breve omisión de la actividad externa y trasladando mi memoria a un primer plano de conciencia.
Ahora todo mi interés está puesto en transmitir esa posibilidad al exterior, extenderla, expandirla, para conseguir que sea “el otro” quien sienta a través de mí.

Prótesis nº3 (coda).

El texto que precede a este (prótesis nº 2) es un juego. En realidad es una prótesis implantada a un texto previo (el titulado prótesis nº1). El presente texto, prótesis nº 3, que bien podría llamarse “metaprótesis”, proporciona una lectura asistida y extendida de las intencionalidades de los textos anteriores, llevando al extremo la noción de prótesis, y convirtiendo en prótesis los textos que han intentado reflexionar sobre la prótesis.
Implantar una prótesis a un texto es una operación creativa. Se completan significados, se provocan nuevas imágenes, se deriva hacia nuevos territorios, se implementan emociones, se agregan datos, se aportan soluciones…
Implantar una prótesis a un texto no es plagiarlo. En la actualidad, han surgido nuevas condiciones que hacen del plagio, una vez más, una estrategia aceptable e incluso crucial para la producción de textos. [1]
Los ready-made, los collages, el arte encontrado, los textos encontrados, los intertextos, las combinaciones, el detournment, la apropiación…, todos estos términos representan exploraciones en el mundo del plagio. Todos estos términos nos hablan de actividad prostética.
Los textos referidos a la idea de prótesis, suelen tener esta característica, son prótesis de otros textos, (como decía “el hombre del saco” [2]), pero se ocultan tras la cirugía estética. Se oculta así la prótesis, negando esa misma “naturalidad” que muchas veces se predica. Incluso cuando entendemos la prótesis como mutilación, estamos admitiendo una naturalidad que abre un nuevo escenario de actuación.

Entre ocultación y evidencia, entre naturalidad y artificialidad, entre ciencia y ficción, vamos creando los textos que pretenden recetar una actividad más rápida que su propia fórmula.
A través de la fábula, intentamos buscar los desenlaces de estos relatos futuros, sin que la máquina del tiempo tenga todavía implantada la prótesis del guión predeterminado.

Notas
[1]
“El presente nos exige pensar y reconsiderar la idea del plagio. Su función ha sido demasiado tiempo devaluada por una ideología que apenas tenía lugar en la tecnocultura. Dejemos que permanezcan los conceptos románticos de originalidad, genialidad y autoría, pero como elementos sin privilegios especiales sobre otros aspectos igualmente útiles para la producción cultural. Es hora de utilizar abiertamente y con valentía la metodología de la recombinación para estar a la altura de la tecnología de nuestro tiempo.”
(El plagio utópico, la hipertextualidad y la producción cultural electrónica. Critical Art Ensemble. Este artículo se corresponde con el capítulo 5 del libro The Electronic Disturbance).

[2]
“El hombre del saco” es el título de un relato incluido en esta publicación.

[nota extra]
Podría entenderse la prótesis en los textos como una herramienta en los procesos de copyleft:
“El copyleft usa las leyes sobre copyright pero les da la vuelta para que cumplan una finalidad contraria a la original: en lugar de ser un medio para privatizar el conocimiento, se convierten en una forma de mantenerlo libre. Es decir, se “protege” la obra con la legislación ordinaria sobre “propiedad” intelectual y desde ahí se “abre” para que cualquiera pueda usarla. Se trata de especificar en la licencia copyright la libertad del usuario de copiar y/o modificar la obra libremente siempre y cuando la copia o modificación sea también libre. De este modo, el copyleft permite la existencia (en un contexto económico, jurídico e institucional hostil) de un nuevo modo de producción que libera la cooperación social, sin que ésta pueda ser privatizada”.
(Nuria Vila y Xabier Barandiaran “Copyleft: la creación se promueve compartiéndola”. Suplemento cultural Mugalari, mayo 2004)

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